VERDADERA HISTORIA DE LOS SUCESOS DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, POR EL CAPITÁN BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, UNO DE SUS CONQUISTADORES.

CAPÍTULO LXXXV. Cómo el gran Montezuma envió un presente de oro, y lo que envió a decir, y cómo acordamos ir camino de Méjico, y lo que más acaeció.

Como el gran Montezuma hubo tomado otra vez consejo con sus Huichilobos e papas e capitanes, y todos le aconsejaron que nos dejase entrar en su ciudad, o que allí nos matarían a su salvo. Y después que oyó las palabras que le enviamos a decir acerca de nuestra amistad, e también otras razones bravosas, cómo somos hombres que no se nos encubre traición que contra nosotros se trate, que no lo sepamos, y que en lo de la guerra, que eso se nos da que sea en el campo o en poblado, que de noche o de día, o de otra cualquier manera; e como había entendido las guerras de Tlascala, e había sabido lo de Potonchán e Tabasco o Cingapacinga, e agora lo de Cholula, estaba asombrado y aun temeroso; y después de muchos acuerdos que tuvo, envió seis principales con un presente de oro y joyas de mucha diversidad de hechuras, que valdría, a lo que juzgaban, sobre dos mil pesos, y también envió ciertas cargas de mantas muy ricas de primas labores.

E cuando aquellos principales llegaron ante Cortés con el presente, besaron la tierra con la mano, y con gran acato, como entre ellos se usa, dijeron: «Malinche, nuestro señor el gran Montezuma te envía este presente, y dice que lo recibas con el amor grande que te tiene e a todos vuestros hermanos, e que le pesa del enojo que les dieron los de Cholula, e quisiera que los castigaras más en sus personas, que son malos y mentirosos, e que las maldades que ellos querían hacer, le echaban a él la culpa e a sus embajadores; e que tuviésemos por muy cierto que era nuestro amigo, e que vamos a su ciudad cuando quisiéremos, que puesto que él nos quiere hacer mucha honra, como a personas tan esforzadas y mensajeros de tan alto rey como decís que es, e porque no tiene qué nos dar de comer, que a la ciudad se lleva todo el bastimento de acarreo, por estar en la laguna poblados, no lo podía hacer tan cumplidamente; mas que él procurará de hacernos toda la más honra que pudiere, y que por los pueblos por donde habíamos de pasar, que él ha mandado que nos den lo que hubiéremos menester»; e dijo otros muchos cumplimientos de palabra.

Y como Cortés lo entendió por nuestras lenguas, recibió aquel presente con muestras de amor, e abrazó a los mensajeros y les mandó dar ciertos diamantes torcidos, e todos nuestros capitanes e soldados nos alegramos con tan buenas nuevas, e mandarnos que vamos a su ciudad, porque de día en día lo estábamos deseando todos los más soldados, especial los que no dejábamos en la isla de Cuba bienes ningunos, e habíamos venido dos veces a descubrir primero que Cortés.