VERDADERA HISTORIA DE LOS SUCESOS DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, POR EL CAPITÁN BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, UNO DE SUS CONQUISTADORES.

CAPÍTULO LXXVIII. Cómo Cortés preguntó a Masse-Escaci e a Xicotenga por las cosas de Méjico, y lo que en la relación dijeron.

Luego Cortés apartó aquellos caciques, y les preguntó muy por extenso las cosas de Méjico; y Xicotenga, como era más avisado y gran señor, tomó la mano a hablar, y de cuando en cuando lo ayudaba Masse-Escaci, que también era gran señor, y dijeron que tenía Montezuma tan grandes poderes de gente de guerra, que cuando quería tomar un gran pueblo o hacer un asalto en una provincia, que ponía en campo cien mil hombres, y que esto que lo tenía bien experimentado por las guerras y enemistades pasadas que con ellos tienen demás de cien años; y Cortés le dijo: «Pues con tanto guerrero como decís que venían sobre vosotros, ¿cómo nunca os acabaron de vencer?»

Y respondieron que, puesto que algunas veces les desbarataban y mataban, y llevaban muchos de sus vasallos para sacrificar, que también de los contrarios quedaban en el campo muchos muertos y otros presos, y que no venían tan encubiertos que dello no tuviesen noticia, y cuando lo sabían, que se apercebían con todos sus poderes, y con ayuda de los de Guaxocingo se defendían e ofendían; e que, como todas las provincias y pueblos que ha robado Montezuma y puesto debajo de su dominio estaban muy mal con los mejicanos, y traían dellos por fuerza a la guerra, no pelean de buena voluntad; antes de los mismos tenían avisos, y que a esta causa les defendían sus tierras lo mejor que podían, y que donde más mal les había venido a la contina es de una ciudad muy grande que está de allí andadura de un día, que se dice Cholula, que son grandes traidores, y que allí metía Montezuma secretamente sus capitanías; y como estaban cerca de noche, hacían salto, y más dijo Masse-Escaci, que tenía Montezuma en todas las provincias puestas guarniciones de muchos guerreros, sin los muchos que sacaba de la ciudad, y que todas aquellas provincias le tributan oro y plata, y plumas, y piedras y ropa de mantas y algodón, e indios e indias para sacrificar, y otros para servir; y que es tan gran señor, que todo lo que quiere tiene, y que las casas en que vive tiene llenas de riquezas y piedras chalchihuites, que ha robado y tomado por fuerza a quien no se lo da de grado, y que todas las riquezas de la tierra están en su poder; y luego contaron del gran servicio de su casa, que era para nunca acabar si lo hubiese aquí de decir, pues de las muchas mujeres que tenía, y como casaba algunas dellas, de todo daban relación.

Y luego dicen de la gran fortaleza de su ciudad, de la manera que es la laguna, y la hondura del agua, y de las calzadas que hay por donde han de entrar en la ciudad, y las puentes de madera que tienen en cada calzada, y cómo entra y sale por el estrecho de abertura que hay en cada puente, y cómo en alzando cualquiera dellas se pueden quedar aislados entre puente y puente sin entrar en su ciudad; y cómo está toda la mayor parte de la ciudad poblada dentro en la laguna, y no se puede pasar de casa en casa sino es por unas puentes levadizas que tienen hechas, o en canoas, y todas las casas son de azuteas, y en las azuteas tienen hechos como a maneras de mamparos, y pueden pelear desde encima dellas, y la manera como se provee la ciudad de aguadulce desde una fuente que se dice Chapultepeque, que está de la ciudad obra de media legua, y va el agua por unos edificios, y llega en parte que con canoas la llevan a vender por las calles;…