La señora Bovary de Gustave Flaubert

Segunda parte

Capítulo I

Yonville-l’Abbaye (así llamado por una antigua abadía de capuchinos cuyas ruinas ya no existen) es un pueblo grande a ocho leguas de Ruán, entre la carretera de Abbeville y la de Beauvais, al final de un valle que riega el Rieule, un río pequeño que desemboca en el Andelle después de haber hecho girar tres molinos por la zona de la desembocadura y en el que hay unas cuantas truchas que los mozos se entretienen en pescar con caña los domingos.

Hay que dejar el camino real en La Boissière y seguir por terreno llano hasta la cuesta de Les Leux, desde cuya cima se avista el valle. El río que lo cruza lo convierte en algo semejante a dos zonas de aspecto diferente: toda la parte de la izquierda consiste en herbazales, y toda la de la derecha en sembrados. Los prados se prolongan al pie de un burlete de colinas bajas y van a juntarse, por detrás, con los pastos de la comarca de Bray, mientras que, por el este, la llanura sube suavemente, se ensancha y extiende, hasta perderse de vista, sus trigales rubios. El agua, que fluye al filo de la hierba, separa con una raya blanca el color de los prados y el de los surcos, por lo que el campo parece un gabán grande, desplegado, con un cuello de terciopelo verde que remata un galón de plata.

Al llegar, se ven de frente, en la línea del horizonte, los robles del bosque de Argenteuil con las escarpaduras de la cuesta de Saint-Jean, que rayan de arriba abajo unos rastros rojos, largos y desiguales; son huellas de la lluvia y esos tonos de color ladrillo, que destacan como hilillos delgados sobre el gris de la montaña, se deben a la gran cantidad de manantiales ferruginosos que fluyen más allá, en la comarca aledaña.

Estamos en los confines de Normandía, de Picardía y de Île-de-France, región bastarda con lengua sin acento de la misma forma que el paisaje no tiene peculiaridades. Es aquí donde hacen los peores quesos de Neufchâtel de todo el distrito y, además, salen muy caros los cultivos porque se requiere mucho estiércol para abonar estas tierras poco consistentes repletas de arena y guijarros.