Fausto – Johann Wolfgang Von Goethe
Noche
Calle delante de las puertas de Margarita.
Valentín, soldado, hermano de Margarita.
Cuando, sentado en un corro,
oía alzarse la voz
de todos mis camaradas,
de las niñas, en loor;
todos, con mano y con vaso,
aprobaban mientras yo
su charla oía tranquilo
y acariciando burlón
mi barba, tomaba en mano,
lleno un vaso de licor,
diciendo: «¡A su modo, todo!
¿En dónde nunca se vio
la que iguale a Margarita,
la prez de mi corazón,
o sea digna de darle
el agua? ¡Cling-clang! ¡Top! ¡top!»
Clamaban algunos: «¡Cierto!»,
yendo el vaso alrededor,
«Es la perla de las niñas!»,
y enmudecía la voz
de los demás loadores.
Y ora… De desperación,
me arrancara los cabellos
y ver no quisiera el sol.
Apodos, nombres de mofa,
me ha de dar cualquier bribón.
Y he, por palabras casuales,
de temblar cual mal deudor.
Y aunque a todos los golpease,
no podría nunca yo
decirles que, viles, mienten.
Mas, ¿quién se acerca? Son dos,
si mi vista no me engaña:
¡si es él no ha de salir hoy
con vida, que su pellejo
ha de sentir mi furor!
(Fausto y Mefistófeles entran?)
Fausto
Como, de esa sacristía,
vemos la iluminación
que poco a poco se pierde
en oscuridad mayor
hasta que todo es tinieblas;
así está mi corazón
de tenebroso.
Mefistófeles
Cual gato
que por chimenea entró,
deslizándose con tiento
al tejado, así yo estoy.
Además, siéntome ahora,
de virtud algún olor,
un poco de ansias de robo
y de celo, en proporción.
De la noche de Walpurgis,
siento los efectos yo;
a ella, pasado mañana
iremos juntos los dos
y la trasnochada vale
la magnífica función.
Fausto
¿Me alcanzarás el tesoro
del cual veo, el esplendor?
Mefistófeles
Muy pronto tendrás el gusto
de llevarlo. Por quien soy,
que muy buenos pesos tiene
la caja en su corazón.
Fausto
¿Ni pedrería ni anillo,
para adornar a mi amor?
Mefistófeles
Vi entre ellos un collar, creo.
Fausto
¡Bien! Con pena a verla voy
si no le llevo regalos.
Mefistófeles
Mas no te diera aflicción,
el gozar algo de balde.
Ora que de tanto sol
resplandece el firmamento
oirásme una canción,
que por ser obra maestra
y ser muy moral, yo voy
a cantar a la muchacha,
para vencerla mejor.
(Canta con la cítara)
Tan de mañana
donde tu amante,
¿qué haces Mariana,
qué estás haciendo aquí?
¡Lo sé! Sin duda,
como doncella
él te saluda,
mas no saldrás así.
¡Niñas, cuidado!
Ellos contentos,
habréis quedado
vos míseras muy mal.
¡De vos consiga
nadie nunca algo
si antes no os liga
el vínculo nupcial!
Valentín, adelantándose.
¡Voto al Diablo! ¿A quién cortejas,
con tu maldecida voz?
Vaya al diablo el instrumento
y tras él, vaya el cantor.
Mefistófeles
¡La cítara se hizo trizas!
¡Ya no sirve!
Valentín
¡Ahora voy
a haceros trizas los cascos!
Mefistófeles, a Fausto.
¡No hay que recular, doctor!
Aquí conmigo que os guío,
desenvaine, ¡voto a bríos!
¡Dé estocada, yo barajo!
Valentín
¡Baraja este!
Mefistófeles
¿Por qué no?
Valentín
¡Y este!
Mefistófeles
¡Por cierto!
Valentín
El Demonio,
creo, anima tu valor.
¿Qué es esto? ¡Se me adormece
la mano!
Mefistófeles, a Fausto.
¡Hiere!
Valentín, cayendo.
¡Muerto soy!
Mefistófeles
Ya el zoquete está bien quieto.
Vámonos sin dilación,
que pronto va a levantarse
la alharaca más atroz.
Con alguaciles me entiendo,
en casos comunes, yo;
pero en caso de homicidio,
el huirse es lo mejor.