VERDADERA HISTORIA DE LOS SUCESOS DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, POR EL CAPITÁN BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, UNO DE SUS CONQUISTADORES.

CAPÍTULO CXCI. Cómo en este instante llegó al puerto de San Juan de Ulúa, con tres navíos, el licenciado Luis Ponce de León, que vino a tomar residencia a Cortés, y lo que sobre ello pasó; e hay necesidad de volver algo atrás para que bien se entienda lo que agora diré.

Ya he dicho en los capítulos pasados las grandes quejas que de Cortés dieron ante su majestad, estando la corte en Toledo; y los que dieron las quejas fueron los de la parte de Diego Velázquez, con todos los por mí nombrados, y también ayudaron a ellas las cartas del Albornoz; y como su majestad creyó que era verdad, había mandado al almirante de Santo Domingo que viniese con gran copia de soldados a prender a Cortés y a todos los que fuimos en desbaratar a Narváez; y también he dicho que, como lo supo el duque de Béjar don Álvaro de Zúñiga, que fue a suplicar a su majestad que hasta saber la verdad que no se creyese de cartas de hombres que estaban muy mal con Cortés; e cómo no vino el almirante, e las causas por qué; y cómo su majestad proveyó que viniese un hidalgo que en aquella sazón estaba en Toledo, que se decía el licenciado Luis Ponce de León, primo del conde de Alcaudete, y le mandó que le viniese a tomar residencia, y si le hallase culpado en las acusaciones que le pusieron, que le castigase de manera que en todas partes fuese sonada la justicia que sobre ello hiciese; y para que tuviese noticia de todas las acusaciones que acusaban a Cortés, trujo consigo las memorias de las cosas que habían dicho contra Cortés, e instrucciones por donde había de tomar la residencia.

Y luego se puso en la jornada y viajó con tres navíos, que esto no se me acuerda bien, si eran tres o cuatro, y con buen tiempo que le hizo llegó al puerto de San Juan de Ulúa, y luego se desembarcó y se vino a la villa de Medellín; y como supieron quién era y que venía por juez a tomar residencia a Cortés, luego un mayordomo de Cortés que allí residía, que se decía Gregorio de Villalobos, en posta se lo hizo saber a Cortés, y en cuatro días lo supo en Méjico; de que se admiró Cortés, que tan de repente le tomaba su venida, porque quisiera sabello más temprano para irle a hacer la mayor honra y recebimiento que pudiera; y al tiempo que le vinieron las cartas estaba en señor San Francisco, que quería recebir el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, y con mucha humildad rogaba a Dios que en todo le ayudase; y como tuvo las nuevas por muy ciertas, de presto despachó mensajeros para saber quién eran los que venían, y si traían cartas de. su majestad; y desque vino la primera nueva dende a dos días vinieron tres mensajeros que enviaba el licenciado Luis Ponce de León con cartas para Cortés, y una era de su majestad, por las cuales supo que su majestad mandaba que le tomasen residencia; y vistas las reales cartas, con mucho acato e humildad las besó y puso sobre su cabeza, y dijo que recibía gran merced que su majestad le enviase quien le oyese de justicia, y luego despachó mensajeros con respuesta para el mismo Luis Ponce, con palabras sabrosas y ofrecimientos muy mejor dichos que yo lo sabré decir, e que le diese aviso por cuál de los dos caminos quería venir, porque para Méjico había un camino por una parte e otro por un atajo, para que tuviese aparejado lo que convenía para servir a criado de tan alto rey y señor; y desque el licenciado vio las cartas, respondió que venía muy cansado de la mar y que quería reposar algunos días, y dándole muchas gracias y mercedes por la gran voluntad que mostraba.