VERDADERA HISTORIA DE LOS SUCESOS DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, POR EL CAPITÁN BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, UNO DE SUS CONQUISTADORES.

CAPÍTULO CLXXI. Cómo vinieron al puerto de la Veracruz doce frailes franciscos de muy santa vida, y venía por su vicario y guardián fray Martín de Valencia, y era tan buen religioso, que hubo fama que hacía milagros; y era natural de una villa de tierra de campo que se dice Valencia de Don Juan, y lo que Cortés hizo en su venida.

Como ya he dicho en los capítulos pasados que sobre ello hablan, habíamos escrito a su majestad suplicándole nos enviase religiosos franciscos de buena y santa vida para que nos ayudasen a la conversión y santa doctrina de los naturales desta tierra para que se volviesen cristianos, y les predicasen nuestra santa fe, como se la había fray Bartolomé de Olmedo dado a entender dende que entramos en la Nueva España, y sobre ello había escrito Cortés, juntamente con todos nosotros los conquistadores que ganamos la Nueva España, a don fray Francisco de los Ángeles, que era general de los franciscos, que después fue cardenal, para que nos hiciese mercedes que fuesen los religiosos que enviase de santa vida, para que nuestra santa fe siempre fuese ensalzada, y los naturales destas tierras conociesen lo que les decíamos cuando estábamos batallando con ellos, y les decíamos que su majestad enviaría religiosos, y de mucha mejor vida que nosotros éramos, para que les diesen a entender los razonamientos y predicaciones de nuestra fe; y ellos nos preguntaban si eran como el padre fray Bartolomé de Olmedo, y nosotros decíamos que sí.

Dejemos esto, y digamos cómo el general don fray Francisco de los Ángeles nos hizo merced que luego envió los religiosos que dicho tengo; y entonces vino con ellos fray Toribio Motolinea, y pusiéronle este nombre de Motolinea los caciques y señores de Méjico, que quiere decir el fraile pobre, porque cuanto le daban por Dios lo daba a los indios, y se quedaba algunas veces sin comer, y traía unos hábitos muy rotos y andaba descalzo, y siempre les predicaba, y los indios le querían mucho, porque era una santa persona.