VERDADERA HISTORIA DE LOS SUCESOS DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, POR EL CAPITÁN BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, UNO DE SUS CONQUISTADORES.

CAPÍTULO CLXVIII. Cómo fueron ante su majestad Pánfilo de Narváez y Cristóbal de Tupia, y un piloto que se decía Gonzalo de Umbría y otro soldado que se llamaba Cárdenas, con favor del obispo de Burgos, aunque no tenía cargo de entender en cosas de Indias, que ya le habían quitado el cargo y se estaba en Toro: todos los por mí referidos dieron ante su majestad muchas quejas de Cortés, y lo que sobre ello se hizo.

Ya he dicho en el capítulo pasado cómo su santidad vio y entendió los grandes servicios que Cortés y todos nosotros los conquistadores que en su compañía militábamos habíamos hecho a Dios nuestro Señor e a su majestad e a toda la cristiandad, y de cómo se le hizo merced a Cortés de le hacer gobernador de la Nueva España, e las bulas e indulgencias que envió para las iglesias e hospitales, y las santas absoluciones para todos nosotros; y visto por su majestad lo que el santo Padre mandaba, después de bien informado de toda la verdad, lo confirmó con otros reales mandos; y en aquella sazón se quitó el cargo de presidente de Indias al obispo de Burgos, y se fue a vivir a la ciudad de Toro; y en este instante llegó a Castilla Pánfilo de Narváez, el cual había sido capitán de la armada que envió Diego Velázquez contra nosotros; y también en aquel tiempo llegó Cristóbal de Tapia, el que había enviado el mismo obispo a tomar la gobernación de la Nueva España, y llevaron en su compañía a un Gonzalo de Umbría, piloto, e a otro soldado que se decía Cárdenas, y todos juntos se fueron a Toro a demandar favor al obispo de Burgos para se ir a quejar de Cortés delante su majestad, porque ya su majestad había venido de Flandes, y el Obispo no deseaba otra cosa sino que hubiese quejas de Cortés y de nosotros; e tales favores e presas les dio el Obispo, que se juntaron los procuradores del Diego Velázquez que estaban en la corte, que se decían Bernardino Velázquez, que ya le había enviado desde Cuba para que procurase por él, y Benito Martín o Manuel de Rojas, y fueron todos juntos delante del Emperador nuestro señor, y se quejaron reciamente de Cortés.

Y los capítulos que contra él pusieron fue que Diego Velázquez envió a descubrir y poblar la Nueva España tres veces, y que gastó gran suma de pesos de oro en navíos y armas y matalotaje, y en cosas que dio a los soldados, y que envió con la armada a Hernando Cortés por capitán, y se alzó con ella, y que no le acudió con ninguna cosa. También le acusaron que, no embargante todo esto, que envió el Diego Velázquez a Pánfilo de Narváez por capitán de más de mil y trecientos soldados, con diez y ocho navíos y muchos caballos y escopeteros y ballesteros, y con cartas y provisiones de su majestad, y firmadas de su presidente de Indias, que era el obispo de Burgos e arzobispo de Rosano, para que le diesen gobernación de la Nueva España, y no lo quiso obedecer; antes le dio guerra y desbarató, y mató su alférez y sus capitanes, y le quebró un ojo, y que le quemó cuanta hacienda tenía, y le prendió al mismo Narváez y a otros capitanes que tenía en su compañía. Y que, no embargante este desbaraste, que proveyó el mismo obispo de Burgos para que fuese el Cristóbal de Tapia, que presente estaba, cómo fue a tomar la gobernación de aquellas tierras en nombre de su majestad, y que no lo quiso obedecer,…