VERDADERA HISTORIA DE LOS SUCESOS DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, POR EL CAPITÁN BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, UNO DE SUS CONQUISTADORES.

CAPÍTULO XXVI. Cómo Cortés mandó hacer alarde de todo su ejército, y de lo que más nos avino.

De allí a tres días que estábamos en Cozumel mandó Cortés hacer alarde para ver qué tantos soldados llevaba, e halló por su cuenta que eramos quinientos y ocho, sin maestres y pilotos e marineros, que serían ciento y nueve, y diez y seis caballos e yeguas, las yeguas todas eran de juego y de carrera, e once navíos grandes y pequeños, con uno que era como bergantín, que traía a cargo un Ginés Nortes, y eran treinta y dos ballesteros y trece escopeteros, que así se llamaban en aquel tiempo, e tiros de bronce e cuatro falconetes, e mucha pólvora e pelotas, y esto desta cuenta de los ballesteros no se me acuerda bien, no hace al caso de la relación; y hecho el alarde, mandó a Mesa el artillero, que así se llamaba, e a un Bartolomé de Usagre, e Arbenga e a un catalán, que todos eran artilleros, que lo tuviesen muy limpio e aderezado, e los tiros y pelotas muya punto, juntamente con la pólvora. Puso por capitán de la artillería a un Francisco de Orozco, que había sido buen soldado en Italia; asimismo mandó a dos ballesteros, maestros de aderezar ballestas, que se decían Juan Benítez y Pedro de Guzmán el Ballestero, que mirasen que todas las ballestas tuviesen a dos y a tres nueces e otras tantas cuerdas, y que siempre tuviesen cepillo e ingijuela, y tirasen a terrero, y que los caballos estuviesen a punto. No sé yo en qué gasto ahora tanta tinta en meter la mano en cosas de apercibimiento de armas y de lo demás; porque Cortés verdaderamente tenía grande vigilancia en todo.