VERDADERA HISTORIA DE LOS SUCESOS DE LA CONQUISTA DE LA NUEVA ESPAÑA, POR EL CAPITÁN BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, UNO DE SUS CONQUISTADORES.

CAPÍTULO CXLIX. Cómo Cortés buscó a los marineros que eran menester para remar en los bergantines, y se les señaló capitanes que habían de ir en ellos, y de otras cosas que se hicieron.

Después de hecho el alarde ya otras veces dicho, como vio Cortés que para remar los bergantines no hallaban tantos hombres del mar que supiesen remar, puesto que bien se conocían los que habíamos traído en nuestros navíos que dimos al través con ellos cuando venimos con Cortés, e asimismo se conocían los marineros de los navíos de Narváez y de los de Jamaica, y todos estaban puestos por memoria y los habían apercebido porque habían de remar, y aun con todos ellos no había recaudo para todos trece bergantines, y muchos dellos rehusaban y aun decían que no habían de remar; y Cortés hizo pesquisa para saber los que eran marineros y habían visto que iban a pescar, o si eran de Palos o Moguer u de Triana u del Puerto u de otro cualquier puerto u parte donde hay marineros, les mandaba, so graves penas, que entrasen en los bergantines, y aunque más hidalgos dijesen que eran, les hizo ir a remar; y desta manera juntó ciento y cincuenta hombres para remar, y ellos fueron los mejor librados que nosotros los que estábamos en las calzadas batallando, y quedaron ricos de despojos, como adelante diré.

Y desque Cortés les hubo mandado que anduviesen en los bergantines, y les repartió los ballesteros y escopeteros y pólvora y tiros e saetas y todo lo demás que era menester, y les mandó poner en cada bergantín las banderas reales y otras banderas del nombre que se decía ser el bergantín, y otras cosas que convenían, nombró por capitanes para cada uno dellos a los que ahora aquí diré: a Garci-Holguín, Pedro Barba, Juan de Limpias, Carvajal el sordo, Juan Jaramillo, Jerónimo Ruiz de la Mota, Carvajal, su compañero, que ahora es muy viejo y vive en la calle de San Francisco; e a un Portillo, que entonces vino de Castilla, buen soldado, que tenía una mujer hermosa; e a un Zamora, que fue maestre de navíos, que vivía ahora en Guaxaca; e a un Colmenero, que era marinero, buen soldado; e a un Lerma e a Ginés Nortes e a Briones, natural de Salamanca; el otro capitán no me acuerdo su nombre; e a Miguel Díaz de Auz;e cuando los hubo nombrado, mandó a todos los ballesteros y escopeteros e a los demás soldados que habían de remar, que obedeciesen a los capitanes que les ponía y no saliesen de su mandado, so graves penas; y les dio las instrucciones que cada capitán había de hacer y en qué puesto habían de ir de las calzadas e con qué capitanes de los de tierra.