Fausto – Johann Wolfgang Von Goethe

Paseo

Fausto pensativo paseándose. Entra digiriéndose a él Mefistófeles.

Mefistófeles

¡Por el amor desdeñado!

¡Por todo el fuego infernal!

Algo peor saber quisiera,

para mi rabia exhalar.

Fausto

¿Qué es lo que tanto te come?

¡No vi tal gesto jamás!

Mefistófeles

Me diera a todos los diablos

si de ellos no fuese ya.

Fausto

¿Qué te confunde y te torna

así en un loco de atar?

Mefistófeles

Las joyas que ornar debían,

de tu niña, la beldad,

agárreselas un fraile.

He aquí cómo vino el mal.

Luego que las vio, la madre

se comenzó a recelar

y como tiene un olfato

de extraña sutilidad,

pues que en su Devocionario

siempre hociqueando está

y oliendo todos los muebles

para saber si serán

sagrados o bien profanos,

halló que en el sin igual

terno, muchas bendiciones

no debían anidar.

«Hija, cosas mal habidas

a cuerpo y alma hacen mal.»

Dijo: «De Dios a la madre

consagraremos, con piedad,

estas joyas y de lo alto

recompensarnos sabrá.»

Hizo muecas Margarita

tal razón al escuchar,

y entre sí se dijo: «¡Cuando

tan ricas joyas se dan

no hay para qué hacer pesquisas;

quien las trajo aquí, en verdad,

no debió ser un impío.»

Por llamado maternal,

al instante vino un fraile

quien, después de examinar

las joyas, las codiciaba

y exclamó con gravedad:

«¡Muy bien pensado! ¡Quien sabe

vencerse, ese ganará!

Un buen estómago tiene

la Iglesia y nunca jamás,

por tierras que haya tragado,

se ha podido repletar;

los bienes mal habidos, solo

la iglesia puede, en verdad,

digerir, hermanas mías.»

Fausto

Uso es ese general

entre reyes y judíos.

Mefistófeles

Y luego, anillos, collar

va sacando indiferente

y después, sin más ni más,

cual si fuesen solo nueces

se los toma y muy formal

promete celestes dones:

con lo que deja al buen par

muy contrito.

Fausto

¿Y Margarita?

Mefistófeles

Llena de inquietud está;

no sabe qué hacer; no sabe

ya cuál es su voluntad

y de día y noche piensa

en las joyas, pero aun más

en el que se las llevara.

Fausto

Sus pesares me hacen mal.

Procúrale en el instante

otro más hermoso ajuar.

¡No lo era mucho el primero!

Mefistófeles

¡Oh! ¡Para el señor nada hay

que no sea niñería!

Fausto

Cumple con mi voluntad.

De su vecina, hazte amigo.

No diablo de mazapán

seas y llévale al punto

otras joyas.

Mefistófeles

Sí, se hará

con todo gusto, amo mío. (Sale Fausto)

Locos de esta calidad

harían sol, luna y astros

en la atmósfera saltar,

por dar un rato de gusto

a su querida beldad. (Sale)