Fausto

Fausto es sin duda una de las obras fundamentales y más originales de la historia de la literatura. Y quizá su universalidad resida en el hecho de que el lector, cualquier lector, no puede menos que reconocerse en su personaje central, en la parte más negativa, en los defectos o «pecados» de su protagonista, Fausto: en su desmesura, su soberbia, su egoísmo y su angustia existencial. Pues, en efecto, Fausto es un héroe negativo que simboliza la eterna insatisfacción del hombre, sobre todo del hombre moderno, un hombre mucho más complejo que el medieval o el antiguo y que ya no se basta con logros y comodidades materiales. Fausto es un hombre torturado por ansias nunca satisfechas de un no sé qué, un hombre que se pasa la vida corriendo en pos de nuevas metas que nunca terminan de llenarle… Fausto simboliza todo lo que somos: el hombre entero.

Johann Wolfgang von Goethe Goethe

El poeta y escritor Johann Wolfang von Goethe tomó inspiración de una leyenda colectiva del siglo XV para crear su más grande éxito, “Fausto”: el mito sobre un hombre que vende su alma a un demonio para disfrutar e impulsar los logros de su carrera como doctor. La historia original fue presentada en el renacimiento como una atracción popular de ferias, en espectáculos de marionetas y contada en relatos cortos, en los que el escritor alemán se basó para luego enriquecer la historia.

El mismo Goethe describía su obra como “una producción inconmensurable”. El fragmento de Fausto I está compuesto por tres partes: La dedicatoria, El prólogo en el teatro y El prólogo en el cielo, que sirven como una introducción a la apuesta de origen divino, entre Dios y Mefistófeles, por la corrupción de Fausto, un hombre lejano al modelo medieval y cercano al modelo moderno de su época; lejos de ambicionar riquezas y bienes materiales, es motivado por el reconocimiento social. El texto es escrito como una obra destinada al teatro, pero se convierte en una reflexión profunda sobre las ambiciones del mundo moderno.

Dios y Mefistófeles ponen a prueba al doctor Fausto, un hombre desmotivado que cae en sombríos pensamientos, que no se encuentra satisfecho con sus títulos y premios científicos los cuales no llenan su vació, y vive en la búsqueda de algo extraordinario, tratando de encontrar conocimiento en libros de mágica antigua y los tratados de Nostradamus, sin éxito alguno. Decide quitarse la vida y poner fin a lo que él llama su miserable existencia, pero es rescatado de forma sobrenatural de su intento de envenenamiento.

Él y su racional asistente, Wagner, durante un paseo en que las multitudes de gente elogian al doctor, se encuentran con un perro negro que los sigue. Dentro del estudio del científico el perro crece y se transforma en Mefistófeles. Tras una larga conversación, el inconforme personaje busca sacar ventaja de su visitante. Fausto acepta un pacto con la entidad, motivado por su incredulidad en el más allá y firma con su sangre.

El texto del escritor alemán guarda paralelismos con la historia bíblica de Job, pero, a diferencia del relato bíblico, el protagonista pasa de ser víctima a victimario.

La avaricia consume a este protagonista que, en búsqueda de alargar la virtud de su contrato, busca desesperadamente un brebaje que lo mantenga joven y vital, que lo hace conocer a una bruja que se esconde bajo una mascará de hermosura; con el tiempo conoce a Gretchen (Margarita), una joven pura, de la cual duda que acepte su compañía; su demoniaco amigo intercede fallidamente, por la naturaleza incorrupta de la joven y en medio de la noche se inmiscuyen en su recámara, le dejan un alhajero repleto de tesoros invaluables.

Las joyas van a parar a manos de la iglesia, en un acto irónico que enoja al ser de inframundo que las materializo, mientras que Fausto sigue empeñado en conseguir el amor, otra joya infernal que desata el encuentro. Con el pasar del tiempo, Margarita y Fausto entablan una relación; la joven accidentalmente provoca la muerte de su madre, lo que comienza su trágico desenlace. Goethe extiende la tragedia de Gretchen, que originalmente en los relatos y leyendas se convertía en una subtrama sin importancia o carente de un desenlace digno.

Mefistófeles, en su afán por introducir y unir más a hombre en las artes oscuras, lo lleva a la cúspide del monte Brocken, donde se llevará la celebración de la noche de Walpurgis, de brujas y brujos, entre bromas y alboroto. Fausto tiene una visión sobre el destino de su amada; sin oportunidad de interceder, Margarita es encarcelada y condenada a ejecución por el asesinato de su hijo. Fausto duda de los hechos en los que su benefactor ha participado, culpándolo de las desgracias a su alrededor; esto solo es la mitad de su recorrido su destino encuentra su culminación..