Fausto – Johann Wolfgang Von Goethe

Cocina de la bruja

En un fogón al ras de la tierra, hay un gran caldero sobre el fuego. Entre los vapores que de allí se elevan, vense distintas figuras. Una mona está sentada junto al caldero espumándolo y cuidando que no rebose. El mono con los cachorros está sentado juntó a ella, calentándose. Techo y paredes están adornados con los más raros utensilios de brujos.

Entran Fausto y Mefistófeles.

Fausto

Yo odio la hechicería

y todos sus engaños,

¿y tú siempre mantienes la porfía

de curarme entre objetos tan extraños?

¿Con sus drogas la vieja ha de quitarme,

de mi cuerpo, treinta años?

¡Ay, si algo de mejor no sabes darme!

Ya toda mi esperanza

completamente ha muerto.

¿Ni la naturaleza

ni el genio que tan alto se abalanza

remedio han descubierto?

Mefistófeles

Yo debo encarecerte

que te expresas de nuevo como un sabio.

De rejuvenecerte

hay un natural medio;

pero de eso, en capítulo se trata,

estupendo, de un libro que no miente.

Fausto

¿Y cuál es?

Mefistófeles

¡Es muy bueno! Sin remedio,

brujería ni plata

se alcanza fácilmente.

Ve al campo con el pico y con la asada,

contén tus sentimientos

y en una limitada

esfera también tente;

a puros alimentos

tus diarios apetitos circunscribas

y viviendo, con bestias, como bestia,

no sufra tu modestia

de abonar el terreno que cultivas:

este es el mejor medio, sin engaños,

de rejuvenecerte a noventa años.

Fausto

A tal cosa no estoy acostumbrado

y yo no sé cómo a la pala acuda.

Esa vida sería solo enfado.

Mefistófeles

¡Pues entonces la bruja nos dé ayuda!

Fausto

¿Por qué ella solamente?

¿Tú mismo hacer no puedes la bebida?

Mefistófeles

¡Fuera, por cierto, cosa divertida!

Hacer antes querría mil y un puente.

No solo el arte y ciencia

se necesita en la obra

sino también paciencia.

Es preciso ocuparse muchos años

en ella; con el tiempo, solo cobra

su fuerza, la bebida.

A más de eso, menjunjes bien extraños

son menester a fin de componerla.

Si; del Diablo la tienen aprendida,

pero él no puede hacerla.

(Mirando a los animales.)

¡Oh prole encantadora!

¡Ve la criada y criado! ¿Por lo visto

no está aquí la señora?

Los Animales

Comió, salió de casa

y fue a la chimenea con pie listo.

Mefistófeles

¿Y cuánto tiempo por allí se pasa?